Rise of nightmares no es un juego todos los públicos, el sistema de calificación por edades norteamericano, ESRB, que etiqueta los contenidos para videojuegos ha tenido en cuenta no simplemente el uso del miedo en ambientes claustrofóbicos sino la visión de cadáveres, sangre, alta violencia, uso de armas como hachas y puños americanos, donde el jugador en primera persona se enfrenta a grupos de no-muertos monstruosos cuyas extremidades podrán desmembrarse según el tipo de golpes que aguanten, por lo que sólo se recomienda a personas que hayan alcanzado la mayoría de edad. Si no fuese por el aliciente de jugar sin mando y las reminiscencias a otros títulos vintage de este género, mimetizando los movimientos corporales con la respuesta en pantalla del cuerpo virtual en primera persona, este título posiblemente no tendría el menor interés en cuanto no añadiría actualmente nada relevante frente a videojuegos de horror mucho mejor desarrollados en guión y jugabilidad.
La historia no es tan sesuda como el alimento preferido por los zombies, el protagonista trata de rescatar a su mujer de las garras de un científico loco, esos que desarrollan nuevas teorías e inventos técnicos en un sótano secreto sin hacer público su conocimiento, aunque en este caso será en una mazmorra. Esta aventura de terror nos pondrá en el cuerpo de un turista secuestrado en una cámara de tortura que tendrá que hacer uso de todo tipo de armas blancas para completar el rescate con vida, eliminando oleadas de criaturas alzadas en las catacumbas y animadas por la perversión instrumental en la mente del mad scientist, y en última instancia, de los guionistas y diseñadores del videojuego. Sustos, ansiedad y mucho blood&gore jalonan Rise of nightmares, cuyas partidas pueden ser jugadas en una sala ligeramente a oscuras, durante las noches de este verano de 2011.