El abogado Sánchez Almeida que defiende al comerciante defiende que «tal y como se desarrollaron los hechos no son constitutivos de delito alguno» por lo que sólo cabe la «libre absolución». El fiscal sostiene que el demandado se limitaba a «manipular el hardware para ampliar su utilidad, posibilitando a los usuarios su empleo con fines tanto legítimos como ilegítimos, pero no exclusivamente ilegítimos» y que «ofertaba abiertamente los llamados “cartuchos piratas” a los clientes mediante el correspondiente catálogo, procedentes de otra entidad y no elaborados por él ni por su empresa». El fiscal salmantino, también destaca la defensa, resalta la «clara diferenciación entre los cartuchos originales de Nintendo y los piratas».
El propietario de la tienda Alechip Soluciones Informáticas, Alejandro Fernández, relata que empezó en el año 2008, cuando la compañía comenzó a bloquear en la aduana los productos que importaba desde China. “En ese momento te llaman y te dicen que, o destruyes la mercancía o te demandan. Las primeras veces pagué, pero luego me rebelé y en ese momento comenzaron a lloverme demandas hasta que entraron por la vía penal”, comentó. Fernández sostiene que el empleo del cartucho no está forzosamente orientado a la carga de copias piratas. “Las consolas vienen capadas y esos productos permiten ejecutar otras aplicaciones, dentro del cartucho puedes meter cualquier aplicación informática”.
Las imágenes de la consola y cartuchos son un ejemplo de este tipo de hardware y no constituyen parte del catálogo vendido en la tienda de electrónica mencionada ni de otros comercios.
El fiscal solicita una pena de tres años y dos meses, mientras que la demanda penal pide 23 años de prisión. La multinacional japonesa acusa al avilesino de varios delitos, casi todos ellos continuados: defraudación de la propiedad intelectual, 12 años de prisión en total, defraudación de la propiedad industrial, 8 años de prisión, y revelación de secretos, tres años más que suman. La Fiscalía solicita tres años y medio: un año y nueve meses por un presunto delito contra la propiedad industrial y la misma pena por otro delito contra la propiedad intelectual.
En los cartuchos denominados M3 y R4, que no son difíciles de adquirir en algunas tiendas o contactando por internet con usuarios, se pueden utilizar videojuegos pirateados, también videos en reproducción y otros contenidos multimedia, no necesariamente ilegítimos. Los cartuchos y un software hackean la consola para poder, mediante ampliación de espacio de almacenamiento por tarjetas de memoria externas SD, utilizar juegos que no son originales mediante un emulador, reproducir videos, usar aplicaciones informáticas y mensajería instantanea por red inalámbrica. El cartucho en sí mismo no es ilegítimo, pero una de sus funciones posibles es el uso de software pirateado en la consola Nintendo DS, algo que, según las estimaciones empresariales, estarían haciendo muchos usuarios que los compran.